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Militantes involuntarios

"Una inscripción tramposa que se sumaría a las ya denunciadas afiliaciones irregulares –como ha informado el Reniec– presentadas por los partidos de Martín Vizcarra (Perú Primero), Guillermo Bermejo (Voces del Pueblo), Carlos Anderson (Perú Moderno), Álvaro Paz de la Barra (Fe en el Perú) y Nicanor Boluarte (Ciudadanos por el Perú)".

Las denuncias sobre firmas falsas en los padrones de afiliación partidaria se están sucediendo una tras otra. El último en ser detectado ha sido el partido Primero La Gente, que habría contratado un servicio especializado en este tipo de falsificaciones para lograr su inscripción en el JNE.

Una inscripción tramposa que se sumaría a las ya denunciadas afiliaciones irregulares –como ha informado el Reniec– presentadas por los partidos de Martín Vizcarra (Perú Primero), Guillermo Bermejo (Voces del Pueblo), Carlos Anderson (Perú Moderno), Álvaro Paz de la Barra (Fe en el Perú) y Nicanor Boluarte (Ciudadanos por el Perú). Una lista, como puede apreciarse, nada breve. Y eso es justamente lo que preocupa.

El tema no es nuevo en nuestro país. Recordemos nomás el escándalo de la falsificación de firmas para inscribir al movimiento Perú 2000, que promovía la así llamada rerreelección de Alberto Fujimori –ya convertido entonces en dictador– para los comicios presidenciales a celebrarse ese mismo año. Un fraude que, al quedar en evidencia, aceleró su caída y posterior fuga al Japón.

Años después, en 2006, se destapó también un caso semejante que involucraba al partido Perú Posible, de Alejandro Toledo, a quien además se señaló como organizador de la trama adulteradora. El proceso que por esa causa se le abrió al hoy encarcelado expresidente se perdió en la papelería judicial, pero las pruebas exhibidas en el curso de las investigaciones eran claras.

Y sin necesidad de remontarse tanto, en 2017 saltó el caso de Podemos Perú, el partido de José Luna Gálvez, denunciado por presentar planillones incompletos y rúbricas dolosas para lograr su inscripción en la ONPE. No solo eso, se logró establecer asimismo que esta tienda política se había coludido con funcionarios del ente electoral para subsanar las fichas a tiempo.

Estando en el umbral de unos comicios presidenciales que no pocos analistas temen que terminen siendo caóticos por la desmesurada cantidad de organizaciones y candidatos que postulan, estas afiliaciones fraudulentas en los planillones partidarios únicamente echan más leña al fuego que se vislumbra en el horizonte.

Las autoridades, no solo electorales, deben investigar a fondo estas prácticas que parecen ser sistemáticas en determinadas agrupaciones políticas. Pero, antes que nada, deben facilitar la desafiliación de los ciudadanos que hayan descubierto que su nombre y firma fueron incluidos en planillones partidarios sin su conocimiento: el trámite actual es ridículamente engorroso.